'Yo también quiero ser'

Cristian Arley Reyes Rodríguez es un joven de 19 años que sueña con ser ingeniero de sistemas después de salir del grado undécimo que cursa en la Institución Educativa Técnica Santa Cruz en Motavita (Boyacá), pero quizás este sueño podrá cumplirlo si recibe ayuda para superar momentos difíciles en su salud como el retraso en su lenguaje, el estravismo, la miopía, el retraso en su desarrollo físico, la demora en su crecimiento cognitivo, la complicación cardiaca, la discapacidad intelectual, la malformación en espalda y la deformidad en su pecho.

Nació, producto de una violación a su madre, el 28 de junio de 2001 a las 9:27 a.m. el Hospital San Rafael en Tunja y hoy desea de corazón poder leer, escribir, comunicar sus sueños y plasmar sus pensamientos. Es hijo de Yanira Reyes Rodríguez (mujer que sufre de retardo mental leve) y nieto materno de Ana Lucía Rodríguez Suárez y José Jacinto Rodríguez Olivares (agricultor de 75 años); vive con ellos -y con su tío Jacinto, su tía Olga y su primo Manuel- en la vereda Centro sector Bajo en Motavita (Boyacá). 


Ana Lucía es la luz de la familia a pesar de su deterioro en su salud; ella tiene 70 años de edad, es ama de casa y se responsabiliza de la economía, salud y cuidado de su hija Yanira y a su nieto Cristian.

Cuando tenía 5 años de edad, el personal médico detectó en él sifoescoliosis dorsal lumbar congénita, enfermedad descubierta mediante una herniografía inguinal derecha; en 2020 le diagnosticaron sifoescoliosis acentuada, posible neuropatía con deformaciones múltiples en tórax, escoliosis idiopática juvenil, retraso de lenguaje, estrabismo, miopía, retraso en desarrollo, complicaciones cardiacas y discapacidad múltiple.

El 11 de noviembre de 2019 -a sus 11 años de edad- fue intervenido mediante una cirugía ortopédica en su pie derecho y hasta 2020 aún sentía complicaciones severas en su pie que le impidieron caminar durante un tiempo. Desde el campo de la salud requiere citas médicas continuas en las especialidades de ortopedia, neurología, cardiología, optometría, laringología, foniatría, terapia de lenguaje y tratamiento físico.

La salud de Cristian cada vez sufre más complicaciones, y aunque su cuerpo es de un niño de 13 años su malformación crece poco a poco sin saber cuáles otras complicaciones llegarán para su robustez; su abuelita manifiesta que siente abandono por parte de las entidades de salud del municipio de Motavita y de la gobernación de Boyacá, además manifiesta que la EPS Nueva atiende con baja calidad y traba el proceso para obtener citas con especialistas.

Allí estudia en la Institución Santa Cruz, que ha tratado de desarrollar en Él habilidades para su vida, con el fin de que pueda desenvolverse en su existencia, pero ha sido difícil porque no todos sus docentes están formados o especializados en Educación Especial y esta situación impide que la institución responda a los retos sociales y educativos relacionados con la educación inclusiva a nivel internacional, nacional y local. Sin esta formación docente, los colegios podrán disminuir muy poco las barreras culturales y educativas, y será difícil que posibiliten aprendizaje y participación de todos los actores.

Cuando no puede asistir al colegio, ayuda a su abuelita a cuidar ovejas y vacas y entrega la leche ordeñada al vehículo recolector de este líquido crudo; cuando debe asistir a Santa Cruz despierta a las 5:30 a.m. -gracias a su abuela-, se baña a las 5:35 a.m., viste su uniforme a las 5:40 a.m., cepilla sus dientes a las 5:45 a.m., desayuna caldo de leche con papas y cilantro a las 5:50 a.m., sale de su hogar a las 6:00 a.m., camina un trayecto de 2 kilometros (conformado por un camino de herradura, un tramo de carretera destapada y una parte de carretera pavimentada), llega al colegio, asiste a clases, degusta alimentos en el restaurante escolar, sale de clases a la 2:00 p.m., llega a casa a las 3:00 p.m. y continúa ayudando con las actividades de la finca.

En el entorno escolar Cristian Arley interactúa, socializa y se siente en comunidad, su salón de clase se ha convertido en su familia desde que conoció a la profe Socorro Morato, una ingeniera que ha hecho comprender al estudiantado del grado undécimo que Cristian es un compañero que requiere atención y mucho amor.

 

Se ríe cuando le preguntan quién es la niña que le gusta más, o cuál de todas sus compañeras es la novia oficial; es un joven que mide 1.50 metros, de ojos cafés, piel trigueña y nariz carnuda; cuando sonríe transmite ternura pero es un poco tímido y, quizás, por ese temor no tiene a ese amigo "parcero".

Gracias a la profe Socorro Morato Murcia, él ya sabe sembrar lechugas, plantar acelgas, clasificar semillas, crear los semilleros, trasplantar (trasladar plantas del sitio en que están arraigadas y plantarlas en otro) y cuidar hortalizas; y ahora busca el apoyo de personas o entidades que compren sus plantas y los vegetales de sus compañeros. Conoce el dinero pero desconoce el valor de cada billete o moneda, aún así sueña con comprar un teléfono móvil.


También sabe encender el computador, ingresar a su correo en Gmail digitando su usuario y contraseña, activar cámara, accionar el sonido para videoconferencia, trabajar en la aplicación Classroom, enviar trabajos por correo electrónico, buscar la aplicación YouTube para ver y escuchar videos, escribir su nombre en planas en Microsoft Word y trabajar en cibermatematicas y ciberlenguaje (aplicaciones para preescolar y primaria creadas por el Ministerio de Educación de Colombia).

Cristian ha aprendido todas las anteriores actividades porque su profe lo ha incitado a repetir y repetir para memorizar pero si deja de practicar cada enseñanza, retrocederá y sentirá dificultad para ejecutar una instrucción hasta que vuelve a tomar la rutina.

Le quedan pocos días para salir del colegio graduado como bachiller académico y técnico en sistemas e informática, pero su abuela y su profe están preocupadas porque este joven deberá enfrentarse a una sociedad que brinda pocas oportunidades a personas con capacidades diversas, no obstante Cristian quiere desde ya que alguna institución lo vincule en su talento humano en alguna actividad repetitiva, por ejemplo cerrar y abrir la puerta, arreglar jardines, ingresar pocos datos a plataformas no complejas, enviar documentos por correo electrónico, fotografiar con teléfono móvil, cuidar mascotas dándoles de comer y beber, manejar bicicletas adaptadas para personas con discapacidad en terrenos planos, montar en animales equinos adiestrados, acompañar rutas turísticas de distancias cortas, ensamblar piezas o cuidar el campo. 


Sueña con ser ingeniero de sistemas, desenvolverse en actividades que representen ingreso económico para sustentarse y pide ser admitido en alguna universidad de Tunja que -de manera permanente- acompañe su formación profesional, ayude a superar su dificultad de relacionarse con los demás y garantice el fortalecimiento de sus aprendizajes, ya que en casa sus tíos y sus abuelos evitan acompañarlo en sus actividades escolares. 

Cristian aprende y guarda la información a corto plazo, por ende requiere desarrollar constantemente los aprendizajes obtenidos y mucho más ahora que está asistiendo cada 15 días -con protocolos de bioseguridad-  al colegio gracias a la Estrategia Burbuja, una plan que nació en julio de 2021 y que divide al curso en 2 grupos para que un equipo asista presencialmente a las aulas mientras el otro adelanta trabajos desde casa.

Este joven de la sonrisa contagiosa requiere la ayuda de personas o empresas de buen corazón que apoyen y transformen su vida para soñar, salir adelante, gozar una buena oportunidad de existencia, recibir atención digna en su salud y merecer una oportunidad laboral; de esta manera Cristian Arley estaría verdaderamente incluido en la sociedad.  

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