El anuncio lo hizo el alcalde de ese municipio, Jaime Reyes Peña, tras un consejo de seguridad.
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El anuncio lo hizo el propio alcalde de este municipio, Jaime Reyes Peña, luego de adelantar un consejo extraordinario de seguridad que obligó la presencia de las autoridades civiles locales y de altos oficiales de la Policía y el Ejército.
Esta fue la única forma de tranquilizar, por lo menos momentáneamente y luego de seis horas, las airadas protestas de unas mil personas que hacia el medio día de ayer sábado se agolparon frente a la alcaldía para pedirle al Mandatario y a la Policía que se fueran del pueblo ya que no estaban haciendo nada para frenar la inseguridad que, según ellos, se apoderó desde hace cerca de seis meses de esa localidad ubicada a tres horas de Bogotá, en la vía que de la capital del país conduce a Chiquinquirá (Boyacá).
Y es que ni las oraciones del padre Ernesto Mahecha, párroco de esa localidad lograron apaciguar a la multitud, y mientras el religioso invocaba a los santos y llamaba a la tranquilidad a través de los altoparlantes de la Alcaldía, los enfurecidos afuera amenazaban con linchar al Alcalde y a los uniformados.
El Ejército tuvo que impedir que las más de mil personas tumbaran la puerta del edificio municipal donde permanecían encerrados el Alcalde, cinco policías, concejales y varios comerciantes, que participaban en una reunión en la que se evaluaba la situación de seguridad en esa localidad.
El hecho se presentó sobre el mediodía de ayer en protesta por el asesinato del comerciante que la noche del viernes pasado recibió cuatro impactos de arma de fuego por dos ladrones que ingresaron a su supermercado para robarle el dinero del producido.
Este episodio se sumó a la larga cadena de robos y atracos que se han venido presentando en los últimos seis meses, según la comunidad, ante la mirada impávida del Alcalde y los uniformados de la Policía.
La situación hubiera podido ser peor de no ser por los uniformados del Ejército que le lograron quitar de encima a la turba que se abalanzó sobre el hijo del Alcalde luego de que este los provocara gritándoles vulgaridades y haciéndoles gestos obscenos.
Varios vidrios del edificio administrativo, ubicado en la plaza principal de esta localidad de 15 mil habitantes, fueron rotos a piedra y botella luego de que el Burgomaestre saliera al balcón a tratar de tranquilizar los ánimos.
La gente no lo dejó hablar y en medio de improperios le gritaban que abandonara su cargo ya que en sus dos años de Gobierno "lo único que ha hecho es construir un centro comercial de su propiedad a tan solo tres cuadras del parque principal".
El Alcalde aseguró que no puede hacer nada más por la seguridad ya que el Municipio no ha tenido el dinero para instalar cámaras de video, ni dotar de vehículos a los uniformados.
"En varias oportunidades le he pedido al Secretario de Gobierno del Departamento para que nos ayude a solucionar el brote de inseguridad pero nadie nos ha colaborado y la Policía tampoco ha querido aumentar el pie de fuerza", dijo Reyes.
Según la población inconforme, "los uniformados nunca acuden al llamado de las emergencias y aunque exista flagrancia se abstienen de capturar a los delincuentes que se han tomado el municipio desde hace cerca de un año".
El capitán Ángel Acosta, comandante del Distrito número 12 de la Policía en Cundinamarca aseguró que para evitar más protestas los nueve policías que prestan su servicio en esta localidad serán cambiados en cuestión de horas.
Harvey Yecid Medina Alfonso
Enviado especial de EL TIEMPO
Simijaca (Cundinamarca)
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